viernes, 11 de mayo de 2012

ARTÍCULO: Etapas Evolutivas y Planos de Movimiento

Etapas evolutivas y planos de movimiento
Algo que Freud se olvidó de decir
 Jader Tolja – F.Speciani

Encontramos descripciones de las etapas evolutivas, con nombres o simbologías diferentes, en varios sistemas que describen fases de crecimiento, desde la alquimia al misticismo, desde la psicología transpersonal al psicoanálisis freudiano. Freud, por ejemplo, que ha analizado las diferentes etapas del crecimiento, las ha conectado, dentro de ciertos límites, al plano físico (no es casualidad que las haya llamado fase oral, anal, fálica y genital). Tal vez porque los tiempos no estaban maduros no llegó a investigar de qué modo las diferentes etapas psicológicas se reflejan también en la organización de los movimientos de un individuo.

La etapa de pertenencia se caracteriza por la capacidad de entregarse, de apoyarse. Así como el recién nacido sabe aflojar su peso, estar acostado, entregarse a los brazos de la madre y que lo alimenten, convirtiéndose en una unidad con el cuerpo que lo sostiene, en el adulto encontramos una modalidad similar, en la capacidad de entregarse, en la gracia de quien sabe aprovechar la gravedad para dejarse sostener por la tierra, incluso cuando está de pie. Precisamente debido a esta peculiar capacidad de apoyo siempre nos sentimos fascinados por los niños o los gatos, que se entregan completamente cuando están en brazos de alguien.
Esta cualidad permanece más claramente en algunas poblaciones que en otras. Se trata de una clase de apoyo que permite una sensación de seguridad y de recuperación impagables y que es indispensable para la etapa siguiente, que está impregnada por el acto de empujar y de rechazar. En términos de movimiento, la etapa de pertenencia está caracterizada por una peculiar libertad sobre el plano horizontal, o de los movimientos de rotación, los primeros que se ven en el recién nacido, que gira la cabeza buscando el seno materno.


En la fase de diferenciación, la posibilidad de decir ‘no’ corresponde a la fase de movimiento caracterizada por el acto de empujar, o a la posibilidad de diferenciarse en el plano de apoyo. En el niño pequeño es evidente este paso: apenas uno le toca el piecito comienza a empujar con toda la pierna. Este empuje le permite comenzar a ponerse de pie, a decirle ‘no’ al apoyo total de la tierra, a darse un impulso que lo conduce a la posición vertical. En esta etapa, el niño está de pie, está apoyado sobre el pie izquierdo y sobre el derecho, y lo que lo mantiene de pie es, precisamente, la capacidad de empujar un poco con uno y un poco con el otro. En el adulto, por otro lado, se observar· mayor libertad sobre el plano frontal, por ejemplo, en las flexiones laterales.

En el movimiento, la etapa de afirmación coincide con el ‘andar hacia’ y con una mayor libertad de movimiento sobre el plano sagital (o sobre el eje antero-posterior), implicado en las flexiones hacia adelante y hacia atrás. La época de la afirmación corresponde a la fase de movimiento en la que el niño comienza a alcanzar las cosas, a buscarlas con los brazos y las manos. Tiene necesidad de algo y va con la mano, con la cabeza, hacia las cosas que ve. Es la etapa del triciclo: va hacia una cosa en vez de alejarse de ella. Ya no se trata de resistir o de echarse hacia atrás. Si una persona en etapa de pertenencia (que, como hemos visto en el capítulo anterior, basa su estrategia en la necesidad) tiene una gran capacidad de fiarse y una persona en la etapa de diferenciación (que se basa en la resistencia) está intrínsecamente llevada a resistir, a empujar, a rechazar, un individuo en la fase de afirmación (que basa su estrategia en la actividad), una vez exploradas las fases de confianza y de resistencia, llevará su energía al acto de alcanzar. 

La etapa de elección corresponde, en cambio, a la fase en la que, una vez alcanzado lo que interesa, se lo puede también tomar y, por lo tanto, incorporar. Respecto al movimiento, se observa una buena integración en los tres planos. Por lo tanto, por ejemplo al caminar, la pelvis muestra una oscilación antero-posterior (sagital), un adelantamiento alternado derecha-izquierda (horizontal) y una alternancia arriba-abajo entre los dos lados (vertical), de manera que todos juntos imprimen un movimiento en forma de espiral placentero en la columna vertebral.

Jader tolja – F.speciani
 Del libro Pensar con el cuerpo
 Más info sobre el autor: www.bodythinking.com

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